Independiente de lo que hoy permita la normativa en Chile, a continuación se presentan tres diferentes grados de involucramiento que han aplicado distintas cooperativas
habitacional
Construcción con grado de participación baja o nula
Esta alternativa consiste en la contratación vía licitación o negociación directa de una empresa constructora. Esta se hace cargo en su totalidad de todos los aspectos de la construcción del proyecto basándose en los planos de arquitectura y estructuras. Esta alternativa presenta como beneficios la eficiencia y la experiencia, disposición de maquinaria, etc. Sin embargo el nivel de participación, siguiendo los criterios de Arnstein (1969), rondaría entre los niveles de información, en donde se informa de las decisiones pero sin derecho a réplica; y consulta, donde hay atención hacia la comunidad pero no se asegura la incorporación de sus opiniones en las decisiones finales.
Por lo tanto, en los casos donde se contemple la contratación de una empresa para la ejecución de las obras, dicho contratista tendrá a cargo la ejecución física de las obras ajustándose a un contrato, a los proyectos aprobados y a la reglamentación vigente.
El contenido mínimo del contrato será:
a) Identificación de los contratantes.
b) Identificación del emplazamiento del o los proyectos.
c) Obras a ejecutar.
d) Presupuesto del proyecto.
e) Fuentes de financiamiento.
f) Plazo de ejecución de las obras.
g) Garantías asociadas al contrato.
En los artículos 29 y 30 del DS 49 se encuentran en mayor detalle las especificaciones que respecta a la contratación de la empresa responsable de la construcción del proyecto.
Construcción con grado de participación media
Esta alternativa consiste en la contratación de una empresa constructora que se haga cargo de la ejecución física de las obras pero con la posibilidad de que la cooperativa pueda ofrecer a la constructora mano de obra en forma de cooperativas de trabajo o cumpliendo tareas específicas. Esto con el fin de abaratar costos en utilidades y gastos generales. Esta es una alternativa que depende netamente de la relación entre la cooperativa y la constructora. A partir de este modelo se dotaría de nuevas herramientas técnicas y profesionales a la comunidad de la cooperativa, a la vez que el trabajo colectivo fomentaría la creación de una identidad de barrio y de nuevas redes sociales. Los niveles de participación rondan desde el aplacador, en donde se aceptan algunas propuestas de la comunidad; y el de colaboración, que consiste en un proceso de negociación derivado de las demandas ciudadanas pero conducido por una minoría poderosa (Arnstein, 1969). Es importante considerar que este sistema podría requerir cierta capacitación que tomaría tiempo adicional a la ejecución del proyecto por lo que podría ser más ineficiente.
Construcción con grado de participación alta
En este caso la cooperativa mediante la autogestión puede formar una empresa constructora y así gestionar todos los recursos de la ejecución de las obras. De esta manera, desde el ideal de vivienda colaborativa y co-producción la cooperativa asume todas las labores de una constructora: contrata a trabajadores calificados, compra materiales y herramientas, genera un plan de gestión de calidad, entre otros aspectos. Básicamente la cooperativa co-produce su vivienda por completo o en colaboración con proveedores establecidos. El grado de involucramiento varía desde la delegación de poder en donde su participación esta por sobre una minoría poderosa; hasta el control ciudadano, en donde la cooperativa tiene todas las facultades desde el diseño y entrega, a rol líder en las diferentes etapas del proceso de producción. (Arnstein, 1969)
Por lo tanto, es la comunidad autogestionada la que se apropia la responsabilidad del proyecto habitacional ya que son los pobladores quienes administran los fondos y participan activamente en el diseño y gestión del proyecto. Esta lucha no solo se manifiesta en la calle, si no que a través de diferentes estrategias de diseño y gestión los pobladores buscan abaratar los costos y aprovechar la mayor cantidad de subsidios que entrega el Estado. El que la comunidad esté a cargo de la mayor parte del proceso de construcción además de reducir costos generales, hace que la gente se apropie de su vivienda, además de crear redes sociales internas que fortalezcan las comunidades vecinales.
Por otra parte también existe la construcción mediante la Ayuda Mutua que ha sido aplicada en países Europeos (Czischke, 2018) como Austria y Latinoamericanos como Uruguay (Machado, 2020), en donde los miembros de la cooperativa se desempeñan como trabajadores no calificados trabajando X horas por semana. Sin embargo en Chile no es una alternativa muy factible