La revitalización de Alameda-Providencia no es solo una obra urbana; representa la reafirmación del poder transformador de la política y la importancia del liderazgo intercomunal. Es un recordatorio de que, con visión y colaboración, es posible moldear el rostro de una ciudad para reflejar sus aspiraciones y valores. En definitiva, el Proyecto Nueva Alameda-Providencia no es solo una avenida renovada: es el triunfo tangible de la política al servicio de la ciudadanía.
El eje Alameda-Providencia es la avenida más importante de Chile. ¿Las razones? Muchas. Fue una de las primeras obras urbanas de la naciente patria durante el Gobierno de Bernardo O’Higgins y, a través de sus cambios en diferentes períodos, representa la historia y desarrollo de nuestro país. Actualmente atraviesa la capital de poniente a oriente, por tanto, es el principal eje de flujos de transporte público del país. Concentra los principales hitos arquitectónicos y patrimoniales de la capital y, desde el punto de vista simbólico, es la máxima expresión de la ciudadanía y la manifestación pública y social.
A pesar de su importancia, y como una (lamentable) expresión de nuestro país, su calidad urbana responde a la capacidad de inversión de los municipios a los cuales atraviesa, presentando una importante desigualdad en el estándar del espacio público entre el oriente y el poniente. Durante el estallido, sufrió las consecuencias del descontento social y, junto con el masivo cierre de restaurantes, comercios y oficinas, sus fachadas se llenaron de consignas y rayados. Todo esto acrecentó aún más el estado de deterioro y la sensación de inseguridad.
En el 2015, antes del estallido, el entonces intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, planteaba el desafío de materializar una transformación significativa del eje, anunciando el proyecto “Centro Cívico Metropolitano”. Este consistía en la remodelación de 11 kilómetros del eje Alameda-Providencia con un inédito plan de consulta ciudadana y un concurso público de diseño urbano. Durante los años siguientes, se avanzó en diversos aspectos del proyecto hasta el 2018, cuando el recién instalado Gobierno de Sebastián Piñera decide frenar su avance, sin mucha claridad en los motivos. Pasaron tres años, hasta que, en 2021, como gobernador electo, Orrego retoma el proyecto y, en 2022, recibe el apoyo del Presidente Boric. El camino se allana, pero había un desafío no menor que aún debía enfrentarse: la oposición de la alcaldesa Matthei al rediseño de la Plaza Italia.
El primer gran acuerdo fue la firma del convenio de programación, comprometiendo el financiamiento de todas las instituciones involucradas, el cual se realizó en la misma Plaza Italia y donde asistieron el Presidente Gabriel Boric; la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá; y sus pares de Obras Públicas, de Transportes y Telecomunicaciones, de Vivienda y Urbanismo, Economía, Cultura; los Subsecretarios de Desarrollo Regional y de Prevención del Delito; el gobernador Claudio Orrego; las alcaldesas de las comunas de Santiago, Providencia, y los alcaldes de Estación Central y Lo Prado. Una convocatoria inédita para un proyecto urbano.
A partir de esa fecha, las mismas autoridades se reúnen periódicamente en La Moneda. Luego de más de 6 meses de un intenso trabajo técnico y sobre todo de negociaciones políticas, se alcanza el acuerdo por el diseño de Plaza Italia el 13 de julio del 2023.
La revitalización de Alameda-Providencia no es solo una obra urbana; representa la reafirmación del poder transformador de la política y la importancia del liderazgo intercomunal. Es un recordatorio de que, con visión y colaboración, es posible moldear el rostro de una ciudad para reflejar sus aspiraciones y valores. En definitiva, el Proyecto Nueva Alameda-Providencia no es solo una avenida renovada: es el triunfo tangible de la política al servicio de la ciudadanía.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2023/09/05/nueva-alameda-providencia-el-triunfo-de-la-politica/