La intervención del espacio público, una correcta planificación y la recuperación de áreas comunes son algunas de las claves para combatir la delincuencia en la ciudad.
El enfoque situacional es una estrategia que apunta a disminuir las oportunidades de comisión de un acto de violencia y percepción de inseguridad de la población en determinados espacios urbanos, por medio de programas orientados a modificar ciertos factores y condiciones de riesgo físico o espacial en el entorno de la ciudad.
La intervención del espacio público, una correcta planificación y la recuperación de áreas comunes son algunas de las claves para combatir la delincuencia en la ciudad.
El enfoque situacional es una estrategia que apunta a disminuir las oportunidades de comisión de un acto de violencia y percepción de inseguridad de la población en determinados espacios urbanos, por medio de programas orientados a modificar ciertos factores y condiciones de riesgo físico o espacial en el entorno de la ciudad.
La Subsecretaría de Prevención del Delito consigna que la subutilización de espacios públicos a nivel de barrio es uno de los problemas de seguridad más importantes a nivel local, debido a que su deterioro y abandono facilita la ocurrencia de delitos de oportunidad y acrecienta la percepción de temor e inseguridad en la comunidad, lo que puede ser combatido por medio del diseño del espacio urbano.
“La prevención situacional refiere a todas las estrategias y formas en que, interviniendo el espacio, el ambiente o lo construido puede disminuir la oportunidad del delito”, explica Alejandra Luneke, docente del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC.
La académica agrega además que la prevención situacional busca este objetivo mediante el diseño del espacio público, por medio de la disposición de artefactos o dispositivos, y también a través de la planificación arquitectónica: “El fundamento de esto es que el sujeto que va a cometer un delito encuentre obstáculos para desarrollar dicho acto y, por tanto, es análisis costo-beneficio, a más obstáculos menos probabilidad que eso ocurra”, dice Luneke.
Según la última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana, el 6,7% de los habitantes de la Región Metropolitana de Santiago sufrió de robo con violencia o intimidación durante 2016, mientras que un 6,3% fue víctima de robo por sorpresa y un 10% fue objeto de algún tipo de hurto.
Infraestructura del hogar
Uno de los elementos de diseño más importantes a la hora de hablar de prevención situacional es la correcta orientación de la infraestructura del hogar, puesto que de esta dependerán las probabilidades de comisión de un delito debido a la mala visibilidad.
“De las cosas más sencillas que se puede hacer es el tema de la visión directa por parte de los vecinos. Normalmente los lugares más seguros son donde todas las casas tienen vista hacia la calle o hacia el lugar donde transita la mayor cantidad de gente”, asegura Layla Jorquera, vicepresidenta del Comité de Arquitectos Jóvenes del Colegio de Arquitectos de Chile.
Visión que es compartida por la académica de la UC, quien afirma que este tema está relacionado con el concepto de vigilancia natural u “Ojos en la calle”, el que fue acuñado por primera vez por la urbanista Jane Jacobs en 1962, quien sostenía que la seguridad del espacio urbano está asociado al nivel de contacto y los lazos de confianza que puedan establecer las comunidades entre sí:
“que se vea mi casa desde afuera hace que mi casa sea menos probable de ser víctima de un delito que aquella que tiene muros altos, que está enrejada y más oscura”, dice Luneke.
Espacios públicos
Para los expertos urbanistas, la seguridad ciudadana no tiene que ver sólo con más fuerza policial, sino con diseñar espacios públicos que eviten las oportunidades para que se produzcan delitos. Un concepto que tiene que ver con que los espacios públicos estén bien iluminados, que estén activos y que inviten a la permanencia.
“Hace unos años surgió la tendencia de diseño de prevención situacional, que a través de ciertas técnicas específicas, apunta a diseñar espacios públicos más seguros”, manifiesta Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la UDD.
Evitar arbustos en las plazas, limitar el follaje de los árboles a los dos metros de altura -de manera que sea más transparente la visión del entorno urbano y se evite que se generen escondrijos-, no acumular basura, tener buena iluminación y evitar las fachadas de locales comerciales que sean ciegas, o sea que no permitan que se vea desde afuera y desde adentro hacia el exterior, son algunas de las principales recomendaciones de prevención situacional a través del diseño urbano.
“En Santiago se han desarrollado algunos ejemplos interesantes, como por ejemplo el rediseño de la plaza de Puente Alto -una vez que se inauguró la estación de Metro-, la que incorporó una serie de estos principios. También el plan de intervención en La Legua, que lideró el Ministerio del Interior en conjunto con el Serviu Metropolitano y el Minvu, también apuntaba a utilizar medidas de diseño de prevención situacional para romper con la estructura de pasajes ciegos”, explica Allard.
Del mismo modo, los expertos aseguran que junto con la intervención del espacio público, la planificación del mobiliario urbano y la recuperación de las áreas comunes, es fundamental darle un uso apropiado a estos lugares.
“Se tiene que usar el espacio público. No sirven las canchas remodeladas donde no se propicia el uso social. Entonces esto es tanto material como de la gestión social y humana que se hace de los espacios públicos”, dice la académica de la UC.