En entrevista radial, el docente IEUT entregó las claves del estudio del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), realizado en base a un análisis sobre 22.605 manifestaciones entre 2008 y 2020, a partir de notas de prensa, que reclamaban reivindicaciones de distintos tipos, y que lograron caracterizar a las demandas “socio territoriales” por sus focos ecologista-ambientalista y regionalistas-locales.
Felipe Irarrázaval, doctor en Geografía Humana y docente del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, explicó el pasado 26 de agosto para El Mostrador en La Clave, los detalles de un estudio en el que participó como investigador para el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) sobre demandas socio-territoriales.
La investigación analizó todas las protestas realizadas desde el 2008 al 2022, a través de registros de medios de comunicación. De esta forma, caracterizó a las movilizaciones generales (92,32%), las que, según este estudio, están orientadas principalmente a demandas educacionales, laborales, de pueblos originarios, feministas, minorías sexuales y políticas. Pero también existen las llamadas demandas socio-territoriales (7,68%), cuyos focos son las causas ecologistas-ambientalistas y regionalistas-locales con 1.737 eventos.
A estas últimas, según Irarrázaval, también se les considera un componente central de la dinámica social presente en la década 2010-2020 y que marca a la nueva política, al nuevo ciudadano.
Según el documento del COES, gracias a estos movimientos, se generó un tejido político distinto y surgieron liderazgos fuera de los partidos políticos tradicionales que están configurando un nuevo país. También indica este estudio que las protestas son uno de los antecedentes que posibilitaron que temas medioambientales y territoriales llegaran a plasmarse en la propuesta de nueva Constitución.
Por último, comentó los rasgos que diferencian las demandas socio-territoriales de aquellas de carácter más general, siendo atributos propios de éstas, su distribución geográfica y la diversidad de targets o focos de protesta: concentrados principalmente en gobiernos regionales, locales y empresas.
Cómo estas demandas desembocaron en el estallido social de 2019
Según el investigador COES: “La gente pasó a tener causas, manifestarlas y, entre ellas, las campañas específicas como las ambientales (y las feministas en otro ámbito) fueron aumentando el volumen del tejido social. Hubo antecedentes en la Región de Los Ríos, y en el mayo de Chiloé en 2016. El fenómeno agarra fuerza, crecen los fragmentados y desemboca en el estallido social de 2019”.
Y añadió que, fuera de la Convención, el tema ambiental alcanzó de igual modo un buen posicionamiento. “Las críticas a la propuesta no están en los temas ambientales. Y eso tiene que ver con que se sabe que ahí Chile tenía que avanzar y había una deuda pendiente que no estaba siendo abordada por la elite tradicional”.
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