El académico del IEUT UC y la urbanista brasileña analizan el colapso del sistema de propiedad subsidiada y el auge del arriendo como síntoma de una transformación estructural en las ciudades latinoamericanas. Una conversación publicada en El Mostrador en el contexto del Día Mundial del Urbanismo, el pasado 8 de noviembre.

“La represión y el desalojo no son la solución en brindar alternativas de vivienda. La cuestión es cuál es la alternativa en términos de política de vivienda para la gente que necesita vivienda y no la encuentra en condiciones adecuadas” — Raquel Rolnik
La arquitecta y urbanista brasileña Raquel Rolnik, ex relatora de Naciones Unidas por el Derecho a la Vivienda, conversó con Luis Fuentes, doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos de la UC, sobre la profunda crisis que atraviesa el modelo de vivienda en Chile y América Latina. El diálogo, realizado en el marco del Día Mundial del Urbanismo y publicado en El Mostrador, abordó una paradoja inquietante: mientras Chile fomentó durante décadas la propiedad individual subsidiada como epicentro de su política pública, hoy un tercio de los habitantes de Santiago son arrendatarios, cifra que llega al 70% en algunas comunas centrales. Rolnik identifica tres factores clave en este giro: los límites del crédito subsidiado para sectores vulnerables e inmigrantes, la entrada del capital financiero en el mercado de arriendo como nueva frontera de inversión, y el crecimiento del alquiler informal como estrategia de supervivencia económica de las familias endeudadas.
Ambos investigadores coinciden en que la producción inmobiliaria actual responde a las necesidades del capital financiero y no a las de la población, generando “parqueos verticales de capital” mientras crecen los campamentos y los desalojos. Rolnik advierte que el retorno de las tomas de terreno en Chile evidencia el fracaso estructural de un modelo que transformó la vivienda en instrumento de crecimiento económico más que en derecho social. El desafío, plantearon, no es solo jurídico o represivo, sino político: repensar la planificación urbana sometida a la lógica inmobiliaria y construir alternativas que prioricen el derecho a la ciudad por sobre la rentabilidad del capital.










