En su columna del pasado 8 de noviembre, en el contexto del Día Mundial del Urbanismo, el director del IEUT UC reflexiona sobre el futuro de las ciudades a partir de la célebre observación de Robert Park en 1925: la ciudad como creación humana y, a la vez, como condena inevitable.

«Además de políticas, planes y programas para abordar las brechas, se requiere también la materialización de proyectos que provean industrias, comercios y servicios para generar empleo, los cuales solo se pueden dar cuando existe confianza y certidumbre en las reglas que rigen el mercado, así como los incentivos necesarios para la inversión privada», plantea Arturo Orellana en su columna publicada en La Segunda titulada «La ciudad: condena y oportunidad».

El director del IEUT UC e investigador de NUGOT plantea que las profundas brechas actuales en servicios públicos esenciales —seguridad, áreas verdes, educación, salud, transporte y vivienda— no podrán resolverse únicamente mediante la acción estatal, sino que requerirán una convergencia estratégica entre planificación prospectiva e inversión privada.

Para Orellana, la clave está en construir un modelo de gobernanza basado en alianzas público-privadas que genere certidumbre y confianza. Como señala en el texto, «la convergencia entre una planificación con visión prospectiva ligada a proyectos de inversión para hacer ciudades más sostenibles, inclusivas y justas, ni ahora ni mañana es posible sostenerla sin una gobernanza que se funde en alianzas público-privadas». Los casos exitosos de Curitiba, Barcelona y Medellín demuestran que este enfoque colaborativo no solo es viable, sino urgente si queremos que las ciudades del futuro sean espacios de oportunidad y no únicamente de condena, especialmente considerando que dos de cada tres habitantes ya residen en áreas metropolitanas consolidadas o emergentes.

Arturo Orellana sobre la ciudad y la necesidad de una convergencia estratégica /  La Segunda