El miércoles 16 de julio, El Mercurio publicó una columna del académico del IEUT UC, Christian Matus, titulada “Valparaíso: Catástrofe humana y patrimonial”. En ella, el autor reflexiona sobre el deterioro urbano, social y patrimonial de la ciudad, en el contexto del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO que se realiza esta semana en Francia.
La columna menciona la solicitud presentada por el abogado Juan Carlos Manríquez para que se investigue si la situación de Valparaíso constituye un ecocidio, es decir, una destrucción irreversible de su ecosistema patrimonial.

Matus plantea que Valparaíso es un ejemplo de las consecuencias que deja una patrimonialización sin enfoque social ni gobernanza efectiva. A más de 20 años de su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad, el académico subraya la falta de planificación, la desatención institucional y la ausencia de marcos normativos adecuados, lo que ha puesto en riesgo la calidad de vida de sus habitantes. “No bastan los títulos que brindan reputación. Esa reputación se sostiene con planificación y voluntad política“, afirma.
Puedes leer la columna completa a continuación:

Christian Matus Madrid
Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos UC
Académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC
Valparaíso: Catástrofe humana y patrimonial
Hasta el 16 de julio se está realizando en Francia el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, que revisará la situación en que se encuentra Valparaíso, declarada Patrimonio de la Humanidad en 2003.
La ciudad llega a esa instancia con un antecedente complejo: con el respaldo del Colegio de Abogados de Valparaíso, el abogado Juan Carlos Manríquez ha solicitado que la UNESCO examine el eventual incumplimiento de la Directiva 144.3.3 del Consejo Ejecutivo, que permite investigar sobre vulneraciones a derechos humanos, planteando que la situación de Valparaíso configura un ecocidio, es decir, “una destrucción permanente e irrecuperable de elementos esenciales de un ecosistema patrimonial”.
La solicitud refleja dos décadas de abandono del Estado, que potenció su declaratoria como parte de un plan para potenciar su desarrollo urbano, económico y turístico, pero sin generar una gobernanza y acompañamiento del proceso.
Valparaíso es un ejemplo de las consecuencias sociales y urbanas que genera el desarrollo de procesos de patrimonialización desanclados de una perspectiva social y participativa que modere y regule los impactos de reestructuración socioespacial ligados al turismo-patrimonial en ciudades marcadas por la desigualdad, la precariedad de su economía urbana y carente de marcos normativos institucionales adecuados a su condición de Patrimonio de la Humanidad.
Aunque la creación de la Corporación Municipal de Protección del Sitio Patrimonio de la Humanidad de Valparaíso, en 2022, es un avance, este no está a la altura de la desatención institucional, a pesar de las sucesivas alarmas dadas por la ciudadanía a raíz de los dramáticos hechos vividos en incendios, derrumbes y situaciones de inseguridad.
La discusión sobre la declaratoria por parte de la UNESCO es una oportunidad para poner foco, por primera vez, en el patrimonio humano por sobre lo material; en las personas que han sido abandonadas y cuya calidad de vida se ha puesto en riesgo por la mala gestión del Estado.
No bastan los títulos que brindan reputación. Esa reputación se sostiene con planificación y voluntad política.