Según Link, en barrios centrales de densificación más reciente “vemos que amigos y familiares viven en otras comunas del área metropolitana. Esto va fragmentando las prácticas y ampliando su escala”
Por Manuel Valencia en el Diario El Mercurio
La densificación de Santiago no solo ha generado cambios en la capital, como la consolidación de barrios con una mixtura de grupos socioeconómicos, la reactivación de áreas deterioradas, mayor congestión o un cambio del perfil del casco histórico, hoy dominado por edificios. También ha creado prácticas sociales distintas a las de sectores más tradicionales de la ciudad.
Estos cambios han sido evaluados por una investigación (financiada por Fondecyt) del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Católica. El análisis de los urbanistas Luis Fuentes, Magdalena Vicuña, Arturo Orellana y Felipe Valenzuela, encabezado por el investigador y subdirector de la entidad, Felipe Link, comparó barrios representativos de la ciudad como Lira-Almagro (que en el perímetro de la calle Santa Isabel es un ejemplo del centro densificado), Matta Sur (zona residencial con carácter patrimonial), la antigua La Florida, nuevo Buin (paradigma de barrios nuevos surgidos en la periferia que han extendido la capital), Juanita Aguirre (Conchalí), La Estrella (Pudahuel) y Villa Los Andes (Puente Alto).
Para medir estas zonas, se aplicaron encuestas y se analizaron los tráficos de llamadas y usos de teléfonos inteligentes. Y el resultado revela el impacto de las formas de poblamiento: en los barrios altamente densificados, los vecinos tienden a mantener relaciones desligadas del sector. En Lira-Almagro, por ejemplo, sus residentes suelen trabajar o divertirse en comunas del sector oriente como Providencia o Las Condes. Solo el 18,2% admite encontrarse con un conocido cuando sale a su barrio, a diferencia del 80,3% que dice hacerlo en Juanita Aguirre, en Conchalí.
Según Link, en barrios centrales de densificación más reciente “vemos que amigos y familiares viven en otras comunas del área metropolitana. Esto va fragmentando las prácticas y ampliando su escala”.
Efecto de nueva ley
Esto también parece ser fruto de la forma en que articuló la densificación con variables como infraestructura, disponibilidad de servicios, espacios públicos y conectividad. “Existe espacio para la densificación, sin caer en los extremos, que sea beneficiosa para la interacción social. La densificación debe estar vinculada a la mixtura de usos, a la diversidad social y a la disponibilidad de equipamiento de todo tipo”, comenta Link.
A juicio de Pablo Contrucci, jefe de la División de Desarrollo Urbano del Ministerio de Vivienda, este tipo de prácticas diversas de socialización ocurre porque se desarrollaron algunos barrios poco integrados y ricos. “Los barrios más nuevos del centro son ocupados por personas que llegaron hace poco ahí. Son más jóvenes y se mueven más. Esto muestra que se requiere más equipamiento”, afirma.
Este cuadro parece consecuencia de la falta de exigencias a los desarrolladores inmobiliarios, algo que se debería revertir con la nueva Ley de Aportes, que desde 2019 exigirá compensación en recursos a todos los proyectos según su envergadura.