El académico explicó cuáles son las razones detrás del actual boom de la comuna de la zona sur de Santiago, y detalló de qué manera las importantes alzas en el arriendo y sus requisitos están afectando a las personas. Con lo anterior, se refirió a la existente desigualdad en las ciudades, y remarcó el rol del Estado como actor frente al mercado del suelo, si se busca impedir el aumento de la segregación social en regiones como la Metropolitana.
El profesor e investigador en áreas de estudio como Gobernabilidad y Planificación Urbana y Territorial, Arturo Orellana Ossandón, participó en el reportaje publicado en The Clinic “Alza de precios y de requisitos: La odisea de arrendar departamento en San Miguel, una de las comunas más caras y demandadas”, publicado el pasado 09 de agosto.
La publicación muestra, a partir de detalles concretos, el difícil proceso de búsqueda de una vivienda de metraje promedio en la comuna de San Miguel, y el alza en los valores y exigencias en los requisitos que se solicitan, además de un notorio aumento en la demanda de arriendo que perciben distintas mediciones, entre las que se menciona al Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU), elaborado por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), y que “posiciona a San Miguel como una comuna atractiva”, según su edición 2021.
Según Orellana, director del proyecto y coordinador del equipo de trabajo en la UC, que esta comuna se encuentre en un Boom se debe a que “está bien estructurada desde su nacimiento, tiene arterias de conexión norte-sur muy adecuadas, tres hospitales, sedes de universidades, metro; hay una entremezcla de usos que le dan atributos y permite que se densifique la receptividad”.
Porque según las últimas cifras del ICVU, la comuna de la zona sur de Santiago se encuentra en niveles “medio alto” en categorías como conectividad y movilidad; salud y medio ambiente; o vivienda y entorno.
Alza en valores y exigentes requisitos
Para el académico UC, los mayores requisitos exigidos “han hecho más competitivo y difícil el alquiler”. Dice que el trabajo formal se ha deteriorado y “eso hace que la gente tenga menos respaldo para conseguir un arriendo, no tienen un ingreso fijo, y eso limita las posibilidades de acceder”.
Uno de estos requisitos habituales es acreditar un aval, algo que Orellana comenta ser muy complejo “porque muchos están en situación de incertidumbre económica, y eso viene de hace años. Se ha incubado desde hace mucho tiempo una situación de desigualdad en las ciudades cuyos efectos los seguimos sintiendo; hay familias con grados de endeudamiento gigantescos y con eso se reducen las oportunidades de poder contar con documentación que cumpla los requisitos”.
Además, comenta que no solo en San Miguel se está presentando este contexto: “está ocurriendo en La Cisterna, y también en Macul que se vuelven alternativas para quienes prefieren Ñuñoa, pero la encuentran muy cara. Ambas comunas tienen centralidad y están cerca del eje Santiago Providencia”.
El profesor, asimismo, explicó que el fenómeno de demanda que se percibe hoy en San Miguel no siempre se traduce en mejor calidad de vida, y puso como ejemplo a la comuna de Estación Central, la que “tenía definidos usos de suelo, pero no de altura y las inmobiliarias sacaron provecho de eso y ocurrió esa verticalización: hay edificios con 1600 departamentos, si multiplicas por cuatro personas viviendo, son casi 8 mil. De la noche a la mañana llega esa cantidad de habitantes en zonas que no tienen todos los centros de salud, falta de colegios, de áreas verdes, problemas de conexión, se reventó el balance”.
Cambio de paradigma
En base a esta situación, remarcó Orellana, “requerimos un cambio de paradigma”, refiriéndose a las dificultades que experimentan muchas personas al no poder acceder a una vivienda en arriendo. “Creo que existe una posibilidad de esto con la nueva Constitución, de absorberlo con el derecho a la vivienda digna y adecuada que es lo mínimo para una sociedad moderna”.
También advirtió que, si no existe un cambio en la mentalidad, y si el Estado no asume “un rol importante en el mercado de suelo que ofrezca mejorar las condiciones, solo aumentará la segregación social”.
Por esto, consideró al Estado como un actor crucial para “ofrecer viviendas en arriendo a familias que no pueden acceder a una, pienso que podría bajar la presión y permitir resolver situaciones como el aumento de campamentos”.
